domingo, 9 de diciembre de 2018

CUANDO CAMBIARON LOS VIENTOS






Te vas, Susana, te vas…
¿Qué vamos a hacer sin ti…?
¿Qué haremos sin tu sonrisa impostada…?
¿Qué será de los niños que abrazabas en campaña…?
¿Qué será de nosotros, qué será ya sin tus dádivas?
¡Ten piedad de tus lacayos; no te vayas…!
Repetimos votación, si te hace falta.
Esto será un sinvivir.
No sabremos por la calle cómo ir:
si adelantar por la izquierda
o por derecha malvada.
No podremos recibir
los benditos pan y agua
que generosa  nos dabas
a los fieles paniaguados de tu alma.
Contigo, la vida estaba
mucho más que asegurada…
no temíamos al mañana,
pues políticamente atada
el gran Manuel la dejaba
a José Antón, y éste a ti,
su joven y lista ahijada.

Pero si te vas, acaba
de arreglar la situación.
¿Dónde irá tanto asesor
 y distinguido alto cargo?
¿Qué harán sus preclaros cascos…?
¿Qué nómina formarán
de puestos desocupados?
A qué oficina acudirán
como operarios en paro
y en fila se dispondrán
a solicitar trabajo?
¿Cuánto paro cobrarán
como alto desempleado?

Las labores de mudanza
que no temíais padecer
 se acercarán sin tardanza
antes del atardecer.

Los confortables sillones
que amoldásteis a placer
a vuestros glúteos sobones
habrán dejado de ser
los humildes servidores
que os mimaron ayer,
y ofrecerán los calores
y el suave tacto de piel
a los nuevos moradores.

Decid adiós a los autos
oficiales, conducidos
por chófer como un esclavo;
a la tarjeta de pago
con cargo a los fondos bajos;
 a dietas y gastos varios
alegres, sin sobresalto
de ver reducido el saldo
en vuestra cuenta del banco.
Acostrumbraos a poner
combustible del barato
con la tarjeta prepago,
y a pedir menú turístico
en restaurante de paso;
a tratar con menos humos
al resto de ciudadanos,
y por encima del hombro
no mirar con desparpajo.

¡Qué pena no poder ver
constantemente en “la nuestra”
las mismas caras de ayer
dándoles una y otra vuelta,
al derecho y al revés,
inaugurar sin vergüenza
cualquier minucia, otra vez,
a la mayor gloria vuestra…!


 No pudiste soportarlo;
eran de tu propiedad:
La Junta, con su aparato
y su red clientelar
de poder, soberbia y gasto;
los vítores, que, al pasar
te lanzaba el pueblo llano…,
tu aparición estelar
en Canal Sur telediario;
la admirable autoridad
que disfrutabas antaño,
(¡oh, sorpresa electoral!)
de pronto, se han esfumado.
De algún modo has de enmendar
tan grave desaguisado:
La sede hay que rodear
del Parlamento sagrado,
 que odiosas fuerzas del mal
villanamente han osado
del poder, desalojar
a tus correligionaros.
Las huestes en autocar,
en AVE, incluso andando,
vengan hoy a batallar
por lo que nos han quitado:
el glorioso bienestar
en nuestro cortijo amado.
No se investirá, sin más,
a un tío deslegitimado,
de derechas, montaraz,
por radicales aupado.
¡Por el Infante don Blas,
que no pasarán, sin daño!
Y todo retornará
como se encontraba antaño.


                         Salvador Navarro Fernández
                           Enero de 2019

viernes, 23 de noviembre de 2018




                       ADIOS A CÓRDOBA

Adiós, Córdoba, romana,
celtíbera, goda y árabe…
Te quedas sola y lejana,
orgullosa, en tus alcázares.
Bella, verde y silenciosa,
el agua acuna a los ánades
en el río, cadenciosa,
bajo tus puentes gigantes,
y riega con luz mimosa
los divinos arriates
que artísticamente bordan
tus jardines singulares.

Del zoco a la sinagoga,
con supuestos alminares,
del Guadalquivir la noria,
compite, quieta entre sauces,
en negra e imponente forma,
con altura impresionante,
 heredera de la otra
que mandó romper tonante
aquella reina Católica
del siglo quince reinante.

Y tus limpísimas calles
exhiben, con que se adornan,
naranjos a centenares
en hileras, que se tornan,
penitentes vegetales
que en Semana Santa oran
en silencio, por la tarde,
con música religiosa
y repique de atabales.


Tus plazoletas y parques
al universo pregonan
la devoción al arcángel
San Rafael, que custodia
la almedina y arrabales.
(“Yo te juro…que soy ángel…
-¡por Aciscio y por Victoria!-
que frente a todos los males
he de proteger a Córdoba”)

Tus gentes, pura bondad,
necesitan, generosas,
entregar cordialidad
sincera, flores y rosas
de amable trato social,
solícitas, obsequiosas,
y sirven  a la ciudad
de cicerones graciosas
de tierna hospitalidad,
patrimonio entre las cosas
de toda la Humanidad.

Adiós celtíbera hermana
de aquellas peninsulares,
de Europa las más humanas,
hermosísimas ciudades.
Urbe asombrosa en la llana
de los tiempos imperiales
Bética provincia hispana,
con un río entre los grandes,
del mar a Sierra Nevada.


La Mezquita, edificada
en los tiempos califales,
más tarde cristianizada
doblegando voluntades
en tierra reconquistada,
muestra,  soberbia, los mármoles
sacados de las entrañas
de la sierra de Filabres
y otras canteras lejanas,
 en crepusculares tardes,
o en luminosas mañanas,
de esfuerzos descomunales,
inacabables jornadas
y de accidentes mortales.

Cristiana, mora o judía
duran a través del tiempo
tu estilo, honor y valía:
Laboriosidad y celo
en tu áurea artesanía,
envidia del mundo entero
por su rica joyería,
el repujado del cuero
para la caballería,
el cordobán de ternero
de la marroquinería,
el cerámico sosiego
del taller de alfarería,
fuente, manantial, venero
de infatigable inventiva;
toreo, toro y torero
en el museo de la lidia,
los cálices, los fruteros,
de tu fina platería;
 el arte del carpintero:
guitarra, ebanistería…
y, sobre todo, el misterio
en primavera florida,
del patio color de fuego
a la sombra humedecida
de tus casas, el consuelo
del calor en demasía
que el rey sol lanza severo,
y la real fantasía
del pintor Julio Romero
fundiendo la maravilla
de la mujer con sombrero
cordobés, y la mantilla.

                                                         Salvador Navarro

                                                           Córdoba 2018   

lunes, 20 de agosto de 2018




Rimas disonantes para aquellos héroes del “Cura Valera”


Sesenta años atrás,
en el gran salón de actos
del Instituto local
comenzamos los contactos
con el saber laboral
la treintena de  muchachos,
infantes, en realidad,
que serían considerados,
por efecto de la edad,
hijos del tiempo pasado;
y, en honor a la verdad,
un tanto desmejorados.
Una división, dictado,
 redacción, analizar
morfológicamente algo,
era la prueba inicial.
Fue una mañana de mayo,
o del junio ya estival,
cuando, por fin,  declarados
tras el trago superar,
como se decía “aptos”
fuimos la totalidad.
Los a examen presentados
transitamos desigual,
desde el ingreso llamado,
trayectoria de escolar
en nuestro Instituto amado.
Todo nuevo, imprevisible:
La gimnasia en el gimnasio,
es decir, al aire libre;
don Dionisio, autoritario,
y su orden de  “ ¡A cubrirse!”
el brazo derecho alzado.
Con aquel “Luiso”, vasco
de cuya historia supiste
y admiraste navegando
en el Cantábrico triste
a bordo de hermoso barco.
Las canciones de la OJE
(¡campamento de verano…!
Mis camaradas salieron con el alba
sobre los arcos llevaban la canción:
Sic vos, non vobis
cantaban los arqueros…
Vale quien sirve;
servir es un honor”)
Las consignas de la FEN
que pocos asimilamos,
las galletas, que al despiste
unos cuantos encajaron
de don Antonio “Seville”
con su Antoñito embobado.
¡Y aquellos serios ensambles
de dibujo, reiterados,
sacando punta a los lápices
hasta acabar extenuados!
 Ramas, frutos y follajes,
dibujos en papel guarro
de hortalizas y frutales:
almendro, haba o naranjo…
signos, y colores tales
de viñas y monte bajo.
Tinta china de los mares
que inundaban el trabajo
de interminables noches
hasta las tantas trazando,
con tiralíneas  retoques,
y al movimiento del brazo
se iba todo al garete
 y con cuchilla raspado.
Láminas, plumas, compases
biela, perfil, alzado,
con la luna vigilante;
polígonos estrellados,
pentágonos regulares
inscritos en un cuadrado.
¡Ay, mi  letra redondilla,
normas DIN, puntos fugados,
 caballera perspectiva
con suelos cuadriculados…!

Injertos, flores, semillas
que estudiamos aplicados,
sin que en toda nuestra vida
hayamos nunca sembrado.
Rico caldo bordelés
o borgoñón, afamado;
fertilizante francés
de los cultivos de antaño…
con don Agustín Fuster
el del cabello rizado,
que hablaba tan bien francés
con el profe don Torcuato.
Maestros los de taller
pacientes, sacrificados,
que dieron con honradez
su saber a aquellos zánganos
inconscientes, y a la vez,
algo desconsiderados.
Dictados de don Gabriel
de ortografía saturados,
con nota de cero a diez,
corregidos a diario.
Clases de lengua española
en esos libros  “Anayos”
cosidos en pliegos de hoja
cuádruple y de blanco lácteo:
“El cura del Pilar de la Horadada,
como todo lo da, no tiene nada”
-“(Símbolo: es la expresión plurivalente
 de una intuición de lo inefable”.
 -Ni pun”
“A los tres años dijo abercoque”.
Coral, rondalla, sonando,
(“Mi canto es de Cuba;
 mi amor, español”)
Don Martín Alonso al mando
de aquel coro y su canción,
y aquel aire, transportando
los sones del corazón.
“La montanara, olé
se oyé resonar…”
“Tres moricas me enamoran en Jaén:
Axa, Fátima y Mariem”
¡Familia del internado,
penurias del comedor;
hermandad de solidarios
alumnos sin preceptor…!
Aulas nuevas de Instituto,
clases prácticas, tractor;
tardes de laboratorio,
tubos de ensayo, formol,
gases, líquidos y sólidos,
y papel de tornasol…
agua, sales, bases y ácidos
ajustes de reacción.
¡Cuántas sesiones de estudio
perdimos sin remisión
leyendo aquellos tebeos
de guerra y persecución!
Progresiones geométricas
con incógnita razón.
Raíces cuadradas, potencias
(que tres las del alma son,
como el cura enumeraba
en clase de Religión,
o a veces las predicaba
don Antonio en el sermón.
Logaritmos neperianos,
número pi, variación,
combinaciones de cosas
con o sin repetición.
Matrices entrebarradas,
problemas sin solución;
límites tendiendo a nada,
variable de función;
valores trigonométricos,
seno, coseno, sector,
infinita derivada,
integral derivación;
Don Paco Aznar, su pizarra
y sus gafas de New York,
a lo Robert Macnamara,
que no eran de Huelva, no;
su cuerda circuntrazada
como esfera de reloj,
 y su eterna tiza blanca
para otra demostración
de una verdad matemática.
Doña Elvira y sus tacones
subiendo la escalinata
y sus altos escalones;
José Jurado y sus prisas
y aquellas tribulaciones.
Doña María, la de Ciencias,
temible por sus tensiones,
genio fugaz e impaciencia
imitada por Morán,
fielmente, sin que le viera.
Don Antonio Guil, severo,
teórico del electrón,
pretecnólogo sincero
desde el martillo pilón
hasta eléctricos esquemas
 de  algo de televisión.
 Jesús Pinilla y su historia,
 la bóveda de cañón;
el arco de media cosa,
de medio punto, en rigor;
mapas con colores goya
pintados con algodón,
Pirineos, Amazonas,
ríos, Montes de León;
reválida transitoria
al bachiller superior.
Aula sobre los talleres
con un frío aterrador,
 estufa de leña ardiente
ahumándonos sin perdón.
Angiospermas, gimnospermas
moluscos, cual mejillón
 fanerógamas,  criptógamas,
 “gastrópodo” caracol
mono o dicotiledóneas
y el crustáceo camarón;
cefalópodos de Amate,
don Antonio, elegantón.
Y algo más que no me sale
 por desmemoria o error
que irá, cual segunda parte
 en la próxima ocasión,
  y que otro aeda  relate
 con más tino y perfección.

Salvador Navarro Fernández. 2018


jueves, 26 de abril de 2018




Festival de M…de Eurovisión

Mamarracho que desprecias
tus raíces españolas,
y al chollo de OT te aferras
cantando baladas sosas
buscando fama, y las perras,
que no mereces, nos robas.
Tienes la desfachatez
de regalar con deshonra
libros de nombre soez
insultantes y de mofa,
agradeciendo al revés
a la tele, de quien cobras,
el lanzamiento tal vez
de tu foto en toda Europa.
¡Que en nombre de España estés
canturreando tu copla
cuando te burlas después
del país y de su sombra,
tiene su tela, payés…!
Jurado ciego te nombra
representante, sin ver
de qué calaña es quien cobra
insultando, a puntapiés,
de nuestra tele española.
Espero que te la dés
y que un fracaso recojas;
que te pegues un traspiés,
como quien dice… una hostia
en Eurovisión, fetén.
A mí no me representa
un docto en estupidez,
un niñato sin vergüenza
que incurre en ridiculez
después de hacernos afrenta
y nos ofende, ¡jo…(joroba)!
Así que… vamos, Albert,
guárdate donde te quepa
tu libro, arte y saber
y piérdete donde sea
que no te quiero ni ver.


lunes, 19 de marzo de 2018

UN CAPULLO CATALÁN






Un capullo catalán,
futura rosa marchita
sigue haciendo de patán
del huerto independentista.
Más que flor primaveral,
florido funambulista,
creyéndose Supermán
o añejo nacionalista,
se ha inscrito en un festival
de cine, por- no, en Suiza
por no pedir el fiscal,
 que presto anulen su Visa,
que orden se dicte, eficaz
de detención, o pesquisa
en esta Europa incapaz
que a veces mata de risa
 en nombre de errónea  paz
o se suicida deprisa
por eso del qué dirán
Allí se va a entrevistar
con la cupera huidiza
ruda  anticapitalista
en cuna del capital;
y allí pegarán la hebra
con peinado de estilista,
 hasta el moño, de Ginebra.
Y ambos van a pergeñar
una fórmula intermedia
entre república y clan…
un clan mafioso de Ilerda.
Y a un acuerdo llegarán
aun siendo Esquerra y dereta
que por el valle de Arán,
 por la pirenaica puerta,
el centro del vendaval
penetre como revuelta.
Dios nos pille con misal,
confesados y confesas,
antes de que cunda el mal
de payeses y payesas
de la Assemblea Nacional
y del Omnium Cultureta.
Que no nos toquen el FLA
más que aquello que convenga;
y la Generalitat,
que arrime el hombro y se abstenga
de gastar, gastar, gastar,
sin ton ni son y sin regla.
Y que el gobierno central
dé más de cal que de arena
a la hora de apretar
a los tornillos la tuerca,                                               
sin miedo, hasta sujetar
a  esta polonia ibérica,
que no deja respirar
en este juego de mesa
que habremos de terminar

cantándole las cuarenta.

miércoles, 14 de febrero de 2018





A los amadores desencantados, hartos de sufrir los desengaños de sus anhelos... frustrados por el capricho de un dios infante con alas, provisto de flechas, desnudo y con los ojos vendados:
CIEGO QUE APUNTAS Y ATINAS, de Luís de Góngora



Ciego que apuntas y atinas,
 caduco dios y rapaz,
 vendado que me has vendido
 y niño mayor de edad,
por alma de el tu madre  
—que murió, siendo inmortal,
 de invidia de mi señora—,
 que no me persigas más.
Déjame en paz, amar tirano,
 déjame en paz.
Baste el tiempo mal gastado.
 Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme, ¿qué buena guía
 podéis de un ciego sacar?
 De un pájaro, ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza, de un rapaz?
¿Qué galardón, de un desnudo?
 De un tirano, ¿qué piedad?
 Déjame en paz, amor tirano,
déjame en paz.  
Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
en ser labrador de Amor,
a costa de mi caudal.
 Como aré y sembré, cogí:
 aré un alterado mar,
 sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
 Déjame en paz, amor tirano,

 déjame en paz.

martes, 13 de febrero de 2018





Requiem por el castellano claro
Una equina en la política
con pretensiones políglotas
revestida de mil ínfulas
nos arroja burda brújula
con que orientarnos sin pérdida
por los senderos selváticos
de la hispánica lingüística.
Inventó esta sabia fémina,
como palabra sinónima
de “portavoz” la estrambótica
“portavoza”, que es ridícula;
y, en vez de hacer, como es lógico,
un arreglillo instantáneo,
corrigiendo lo anecdótico
del patinazo lingüístico,
ha soltado un rudo cántico
de talante feminístico
que hace llorar a los rústicos,
seculares y eclesiásticos.
Por ser propio de los équidos,
también llamados cuadrúpedos,
“portacoz” sería más lúcido,
o “portacoza” más “rúcida”
que habla a patadas sónicas
entre rebuznos frenéticos.
Algo así ha hecho esta hiperínclita
asna de este ruedo ibérico,
fiera con aire indoméstico,
que vive a costa del público,
y nos impone su léxico,
con fórmula estalinística.
La “portaberza”  mediática
con chapurreo idiomático
va necesitando un áspero
bozo de esparto o de plástico,
con portabozo bien sólido.
O un largo y flexible vástago
de verde y frondoso cítrico
con el que aprenda de súbito

esta elemental temática.