domingo, 19 de junio de 2016






EL CAMPICO DE NAURA, UNA INGÓGNITA QUE RESOLVER


   Trabajando con el Catastro de Ensenada, me he encontrado con un topónimo de nuestra comarca del curso bajo del río Almanzora, situado por los agentes de la comisión que en aquel momento ya lejano de 1752 vinieron a nuestra tierra - como al resto de localidades del Reino -para elaborar un catálogo de bienes evaluables a efectos de tributación a la Hacienda Pública o “única tributación”, en la zona que actualmente ocupa el barrio de la Concepción, en Overa, que ha despertado mi curiosidad, así como la de otras personas que aman esta tierra como yo.
   Se trata del llamado unas veces “pago de Naura”; otras, “campico de Naura”.
   Su ubicación catastral o geográfica se da por establecida, cuando fija los linderos de algunas parcelas agrícolas cuyos propietarios son vecinos de Huércal y Overa, ambas integrantes del mismo municipio, como sucede hoy en día. Además, en algún caso, se dice literalmente que el pago de Naura está en la Concepción; otras veces, que la parcela o “trance de tierra” limita por el oeste con “tierras de Zurgena”, o que al norte está el río Almanzora. O sea, que no hay duda de su ubicación.
    Entre los cultivos hallados en este pago o campico de Nubla se encuentra la viña, con parcela de dos fanegas de segunda calidad. Otras, es trigo, cebada o frutales. Estos últimos llaman menos la atención que la viña, actualmente inexistente en secano en Overa.
   No debía de ser el pago de la Concepción o de Naura el menos importante en aquel momento, habida cuenta del trazado del río Almanzora, por Overa, que describe y recorre una suave curva viniendo del noroeste hasta tocar la ribera de la Concepción y luego enfila hacia el este, camino de la Venta el Chavo, donde gira de nuevo, bruscamente, hacia el noreste-norte.
   En esa primera suave curva, sería fácil con las avenidas del río, menos profundo que ahora en tiempos remotos, hacer entrar aguas de riego para los campos. De cuya actividad nacería el primer pago de Overa.
  De hecho, entre las referencias de linderos de alguna de las parcelas de este pago, situado en el actual barrio de La Concepción, se dice: “Un trance de tierra de riego en el pago de Naura: dos fanegas: una de trigo y la otra de frutales: 40 olivos y 176 otros frutales. Se riega con el río Almanzora. Linda por el sur Hazequia Madre.
  Otro trance en dicho pago. Linda a Levante D. Diego Mena; Poniente Jinés de Mena, presvítero; Norte la Boquera y Sur la Hazequia Madre”
   La misma propietaria, que es Isabel de Segura, tiene otra parcela que dice así:
“Otro trance de tierra en pago de Naura de una fanega. Linda Norte tierras de Nuestra Señora de la Concepción,” etc. Lo que nos indica que habían sido asignadas a la ermita del mismo nombre unas tierras de beneficio, como era habitual, y que el templo ya estaba erigido en 1752, año de elaboración del Catastro de Ensenada, desde 1739.
  En otra entrada del Catastro se menciona una parcela dividida por la rambla del muerto, que pasa por el actual cortijo de los pinos
   ‘Pago’, viene del latin  ‘pagus’, que significa aldea, poblado, burgo. Y también distrito agrícola o ámbito de cultivo. Así, el pago de Naura incluiría no sólo la zona agrícola propiamente dicha, sino también la aldea de la Concepción, “La Ermita” llamada tradicionalmente, pequeño templo de culto cristiano construido, según datos de Alonso Martos, en 1739, y cuya advocación mariana “de la Concepción de la Virgen María”, dio nombre al barrio de Overa de la ribera derecha del río
   ¿Y el nombre del pago? ¿Por qué “Naura”?
   En árabe “Nahr” o “Nahrun” significa “río”, aunque también se diga “Wad”
   Es posible que si fue la primera zona cultivada de Overa, el pago por antonomasia, fuera el ‘pago del Río’, el pago de Nahr o Nahrun o de Naur-a.
   Menos probable parece que Naura proceda, por corrupción fonética de ‘Nubla’, idea que enseguida viene a la mente por citarse el Campico de Naura en el Catastro de Ensenada, cuando tradicionalmente en Overa no ha habido más campico que el de San Miguel, llamado de Nubla. Además de que la transición fonética desde Nubla y Nuvolas a Naura resulta más complicada de entender, salvo que pudieran haberse dado términos intermedios evolucionando algo así:  Novolas>Nuvolas>Naulas>Noblas> Nublas>Nubla>Naula> Naura.
   En la época en que se elaboró el Catastro de Ensenada, todavía no estaba fijado el uso distintivo entre las grafías “v” y “u”, que, frecuentemente, se intercambiaban; con lo cual, en lugar de Naura, podía sonar y escribirse, Navra. De ahí pudo nacer, bastante antes de 1752, el nombre de Overa, pues los mayores cultivos de regadío estaban “en -Nau(e)ra”, que pudo acabar siendo “eNov(e)ra”.
   Es curioso que entre los pagos del pueblo de Mojácar, haya uno que se llamaba “de Naua”, o sea de la nava. “Nava” en castellano actual o “naba” en vasco, es voz prerromana o prelatina, que significa tierra llana, sin árboles, a veces pantanosa, situada generalmente entre montañas, la mayor parte de cuyas características coincide con la zona de La Concepción, inmediata a las aguas del río
  También existe entre los pagos de Huércal-Overa en la época de que hablamos, otro, llamado el navajo, que es “nava” dicho despectivamente.
   “Navazo” es como “navajo”, huerto que se forma en los arenales inmediatos a las playas del  mar o del río.
   Todo lo anterior induce a pensar que tal vez “Naura” sea corrupción fonética de “Naua” o “Nava”; y en este caso, pudo darse un término intermedio que fuera Naula, Nula o Nubla, con lo que se complicaría aún más la posible etimología de “Naura”

   Además, diré que entre las propiedades del vecino número 173 del mencionado Catastro, se dice que posee un trance de tierra en la Huerta overa, es decir “overa” como adjetivo, como si fuera huerta “navera”, de llanos con humedales.
   Ahora bien: Si tenemos en cuenta que la zona de la que hablamos ha sufrido tradicionalmente las fluctuaciones de lluvia, por lo general escasa, y que sus gentes se han visto forzadas a aplicar
cualquier solución que prometiera ser duradera, nos es forzoso pensar en el sistema de extracción de agua subterránea por medio del artilugio conocido como noria, que permitió a los agricultores locales cultivar con garantías, desde las hortalizas y frutales más habituales, a los cereales de segura subsistencia como la cebada o el trigo; incluso gramíneas como la alcandía; o la misma vid.
   Norias ha habido instaladas y funcionando a lo largo de la historia agrícola hispana; y en cuanto se refiere a las de nuestra zona, en todo el término municipal de Huércal-Overa las hemos tenido, en tal número que incluso han originado el topónimo 'Las Norias', barriada del municipio, colindante con Puerto Lumbreras. Estuvo también la Noria del Pino, la Noria Vieja, la del 'tío José Naranjos' llamada y algunas otras, como la que, según Blas Pardo, hubo en el mismo emplazamiento en que, cuando bajó el nivel de la capa freática se excavó el que fue denominado pozo de los Cocineros. Ésta última, pudo ser la noria que dio origen al pago de Naura.
   'Noria', en árabe se dice 'naura (tun)', siendo mudos los sonidos representados entre paréntesis. Aparte de la nada infrecuente metátesis de sonidos, que, de 'naura' pudo haber pasado a 'naria' y luego a 'noria', la misma forma árabe 'naura' nos proporciona la solución al enigma del que hablábamos al principio:
   Es decir, que el pago de Naura es 'el pago de la Noria'.