Collige, virgo, rosas
En tanto que amenaza en la tormenta
el céfiro voraz la enhiesta torre;
mientras que el tiempo implacable corre
tras la vida, ansioso, desatenta
y busca, hambriento, en ruta polvorienta
la última huella que del mundo borre
al Eros que, fugaz, a Amor socorre
temeroso de verse en triste afrenta;
atiende la demanda, escucha, alienta
esta vana ilusión de enamorado;
permite que la dicha goce y sienta.
Lo que dicen los ojos al amado,
que tu voz lo confirme, no lo mienta,
y sea cierto tu amante, confiado.
Salvador Navarro Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario